MI REFUGIO

Desde muy joven, cada vez que voy de regreso para mi casa por la tarde o noche, pienso en la cantidad de personas que veo en distintas zonas de la ciudad y que pronto cada una se dirigirá a su hogar o al lugar del que disponen para ir a descansar de una larga jornada del día. Sin embargo también imagino lo que podrán estar sintiendo muchas de esas personas, al saber que se viene una noche mas y que no tienen donde refugiarse y deberán buscar un lugar a la intemperie para resguardarse del frío, de la oscuridad, de la inseguridad y muchos inconvenientes mas, quizás enfermos, con hambre y con muchas frustraciones dentro de su corazón. Pero también cuántas otras personas sentirán terror de tener que regresar a su casa, quizás muy bonita y con muchas comodidades físicas, pero deberán compartirla con una o varias personas de su propia familia con quien no desean encontrarse y en donde quizás se sientan mas inseguras que en la calle.

Según la Real Academia Española,  habitación es el derecho real que confiere a su titular la facultad de ocupar en casa ajena las piezas necesarias para sí y para su familia.

Una habitación es un lugar destinado a vivienda. Un lugar separado por paredes o tabiques en que se divide una casa o edificio.

Refugio es un lugar que sirve para protegerse de un peligro. También es la protección o amparo que una persona encuentra en otra o en algo, librándola de un peligro. En el Salmo 91:9-10 de la versión Hispanoamericana, Traducción Interconfesional, leemos:

Porque el Señor es tu refugio, y haz hecho del Altísimo tu amparo, no vendrá sobre ti la desgracia, ni mal alguno alcanzará tu tienda.

Refugiarnos en el Señor, es vivir permanentemente conectados con Él. No es acordarnos de Dios únicamente cuando nos sentimos en peligro. Hebreos 11:32 narra la historia de varios hombres valientes que conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas y muchas cosas mas y otros que fueron atormentados, apedreados, angustiados, no porque Dios los haya abandonado a su suerte, sino porque éstas personas estaban predestinadas para ir a la presencia de Dios. No debemos dejarnos derrumbar por las circunstancias difíciles, éstas nos deben impulsar para seguir firmes caminando con Dios. Tener a Dios como REFUGIO es la garantía de que por difícil que sea la situación que estemos enfrentando, no es para nuestro mal, sino para llevarnos a cumplir el propósito que Él tiene con nosotros.

META MORFÉ         MÁS ALLÁ DE LA FORMA ANTERIOR