EL SOLDADO
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EL SOLDADO
(primera parte)
Un buen soldado debe prepararse desde su niñez para desempeñar bien su trabajo, no solo como soldado, sino como ser humano. Los soldados no son superhéroes, son seres humanos bien preparados y entrenados para la batalla. Debido a que no se sabe con que escenario se van a encontrar, ni conocen las artimañas del enemigo, deben ser capacitados para enfrentarse a él en cualquier escenario, sea bosque, desierto, ríos, mares, escaladas, bajadas, en climas diversos, durante el día o la noche. En el medio militar se enseña que la preparación debe ser tan dura, que al enfrentarse al enemigo se sienta más fácil. Por ésta razón es muy importante la preparación física, pero además de ésta preparación, también son instruidos en el manejo de las armas, en operaciones tácticas y técnicas de combate. La mente juega un papel muy importante. He escuchado decir que la mente es la "loca de la casa". En circunstancias tan extremas como las que puede vivir un soldado, se verá enfrentado no solo al enemigo físico, sino a sus propios miedos, frustraciones, ansiedad, soledad, estrés. Es necesario que ésta área sicológica también sea tenida en cuenta en la preparación, para cuando se encuentre en el campo de batalla, pueda superar estas crisis. La manera de vestir también es particular y especial. Vestido de camuflaje para pasar desapercibidos en el campo de batalla. Botas especiales para soportar la dureza del terreno. Casco fuerte para resistir cualquier golpe y proteger la cabeza. Elementos de tecnología para estar alerta a cualquier movimiento del enemigo y obviamente un armamento de acuerdo a la circunstancia que se está enfrentando. Hoy en día se cuenta con medios de comunicación que le permite al soldado comunicarse fácilmente con el exterior o pedir refuerzos o cualquier clase de ayuda cuando se requiera.
SOLDADO DE CRISTO
La preparación para relacionarnos con Dios, con nuestra familia, con la sociedad y con nosotros mismos es muy importante. Quienes seguimos a Jesucristo, nos convertimos en SOLDADOS DE CRISTO. No vivimos para satisfacer nuestros propios deseos. Jesucristo nos enseñó no solo a amar a Dios sobre todas las cosas, sino que a la par debemos amar al prójimo, como a nosotros mismos. Esto significa preocuparnos por él, ayudarlo, desear que esté bien, servirle.
Efesios 6:10-20
Por lo demás, fortalezcanse en el Señor y en el poder de su fuerza. Revístanse con toda la armadura de Dios para que puedan estar firmes contra las insidias del diablo. Porque nuestra lucha no es contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los poderes de este mundo de tinieblas, contra las fuerzas espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomen toda la armadura de Dios, para que puedan resistir en el día malo, y habiéndolo hecho todo, estar firmes. Estén, pues, firmes, CEÑIDA SU CINTURA CON LA VERDAD, REVESTIDOS CON LA CORAZA DE LA JUSTICIA, y calzados LOS PIES CON LA PREPARACIóN PARA ANUNCIAR EL EVANGELIO DE LA PAZ. Sobre todo, tomen el escudo de la fe con el que podrán apagar todos los dardos encendidos del maligno. Tomen también el CASCO DE LA SALVACIóN, y la espada del Espíritu que es la palabra de Dios. Con toda oración y súplica oren en todo tiempo en el Espíritu, y así, velen con toda perseverancia y súplica por todos los santos. Oren también por mí, para que me sea dada palabra al abrir mi boca, a fin de dar a conocer sin temor el misterio del evangelio, por el cual soy embajador en cadenas; que al proclamarlo hable sin temor, como debo hablar.
Aplicando Efesios 6:10-20 a nuestra realidad, podemos aprender a:
- Fortalecernos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Nuestro Jefe es DIOS, pero nuestro enemigo es satanás. Quien lo vence es Dios no nosotros.
- Revestirnos de toda la armadura de Dios, para que podamos estar firmes contra las asechanzas del diablo. Si un jefe terrenal prepara a sus soldados para enfrentarse al enemigo, con mayor razón Dios nos enseñó la ARMADURA que debemos ponernos para evitar las asechanzas de satanás.
- Saber contra quien tenemos lucha: no es contra sangre y carne, sino contra: 1. Principados 2. Potestades 3. Gobernadores del mundo de las tinieblas 4. Huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Cuando vivimos con una persona que nos ataca permanentemente y con quien podemos tener dificultades en la convivencia, debemos saber que no es con ella nuestra batalla, es contra los emisarios de satanás, quien tiene un ejército organizado jerárquicamente para atacarnos como seres humanos individuales, como familia, como sociedad. Nuestro enemigo no es humano, es espiritual. Por consiguiente la guerra es espiritual. ¿Le ha sucedido que tiene dificultades en la comunicación con una persona sea de la familia, del trabajo, un vecino o un amigo y como decimos "no hay poder humano" que soluciones ésas diferencias de manera pacífica?. Dejemos de ver a esa persona como nuestro enemigo y vistámonos como soldados. El enemigo no es un ser humano el verdadero enemigo es satanás.
- Tomemos la armadura completa de Dios, para que podamos resistir en el día malo y, habiendo hecho todo, estemos firmes. Conociendo nuestra vestimenta en Cristo, podemos utilizarla para no permitir que seamos atacados. Esa armadura nos protege desde la cabeza hasta los pies. Tengamos en cuenta que RESISTIR NO ES ATACAR. Resistir según la RAE es tolerar, aguantar, sufrir.
- Estar firmes es según el diccionario OXFORD, que no se mueve, estable, bien apoyado o sujeto, constante y que no se deja abatir. Es una posición presente, constante.
- Ceñida nuestra cintura con la verdad. Hoy el soldado no lleva túnica, sino pantalón. Si no lo lleva bien amarrado a la cintura, no puede moverse ante el ataque del enemigo. Debe tener "los pantalones bien amarrados". Ésta frase es un dicho popular que se le dice a alguien para que actúe con autoridad; la podemos aplicar a nuestra vida espiritual. Somos conscientes de nuestra realidad en Cristo y no nos dejamos provocar por las personas o circunstancias que nos atacan. El uniforme del militar es una prenda que lo identifica ante las demás personas. Desde que entran a la vida militar, se les enseña a portarlo dignamente, a mantenerlo limpio y bien puesto. La verdad es la verdad de Cristo. Tergiversar ésta verdad, es seguir mandamientos de hombres que la distorsionan como enseña Mateo 15:7-9. Nuestro uniforme como soldados de Cristo, es el testimonio que damos con nuestra forma de vivir. Tener nuestro uniforme sucio o roto, es vivir desordenadamente, ser irresponsable en nuestros compromisos como padres, hijos, hermanos o en cualquier rol que desempeñemos dentro de la sociedad. ¿Qué clase de testimonio estamos dando?
Si le abres tu corazón a Dios, Él hará cambios en tu vida. Serás transformado y volarás como un águila.
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