UN ALTO EN EL CAMINO



 STOP

Si bien es cierto son miles de personas las que desde que nacen o aun desde antes de nacer, ya padecen una enfermedad, lo que todos los padres y familiares anhelan es que ese niño que llega al hogar, esté sano física y mentalmente. Vienen los cuidados de los adultos con ese bebé y va creciendo con las costumbres y la forma de alimentarse que le enseñan en su casa. A medida que el ser humano va creciendo no solamente toma sus propias decisiones, sino que comienza el trasegar por la vida y adquiere costumbres unas veces sanas y otras no tanto. Cada paso que da, va a determinar lo que será en el futuro, no solamente hablo de una profesión u oficio, sino de lo que afectará su salud, llámese alimentación, estilo de vida, manejo de las emociones, relaciones interpersonales y en general todo el entorno en el que se mueve la persona. En términos de la medicina una enfermedad es un proceso fisiológico o mental que se altera. 

La causa de una enfermedad 

El ser humano es finito, pero también es vulnerable al entorno. Mala alimentación,  ejercicios mal realizados, exposición a químicos o productos peligrosos, violencia, accidentes, intolerancia, pleitos, no escuchar las alertas del cuerpo, son algunas de las causas que ocasionan enfermedades en el ser humano, quien normalmente en lugar de buscar la causa dentro de él, le echa la culpa al entorno.

Acostumbramos a pedir oración cuando alguien cercano a nosotros se ha enfermado. Hoy con el auge de las redes sociales es muy frecuente que constantemente nos estén llegando peticiones de oración por alguien enfermo. Si Dios es poderoso, ¿por qué hay tanta gente enferma? ¿No bastaría solamente que en un abrir y cerrar de ojos alguien se sanara de cualquier enfermedad ante nuestras peticiones?

Además de que la causa de una enfermedad está dentro de la persona, es importante entender que es precisamente en esos momentos cuando Dios está mas cerca del enfermo. Al tener que hacer UN ALTO EN EL CAMINO, Dios está permitiendo el cambio de la agenda de las personas para que lo busquen y tengan oportunidad de conversar con Él. Son tantas las ocupaciones que a lo largo de la vida tenemos, que aunque reconozcamos que creemos en Dios, lo percibimos como el aire que respiramos o como el sol que nos calienta. Sabemos que ahí está, pero no tenemos una relación personal e íntima con Él. Peor aún, quizás tengamos un cuadro o una imagen que nos lo recuerde, pero realmente nuestra relación con Él es lejana.

La biblia nos enseña como relacionarnos con Dios. Estos son algunos ejemplos de como hacerlo:

Proverbios 8:17: Yo amo a los que me aman, y los que me buscan, me encuentran (siendo intencionales en buscarlo)

Romanos 10:9  que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. (se trata de reconocer el señorío de Cristo en nuestras vidas, no solo de creer en Él)

Jeremías 33:3 Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces. (a Dios le gusta que le hablemos audiblemente, que le pidamos lo que necesitamos, pero también que le hablemos de nuestros sentimientos hacia Él y hacia el prójimo)

Mateo 6:15 Pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras transgresiones. (La falta de perdón es un obstáculo en nuestra relación con Dios)

Buscándolo, reconociendo su señorío en nuestras vidas, hablando con Él y perdonando a quien nos ofende son algunos pasos que podemos dar para iniciar una relación íntima y personal. 

Cuando nuestra agenda se ha paralizado por una enfermedad, la mejor manera de invertir el tiempo es aprendiendo a comunicarnos con Dios.
 La relación con Dios va mas allá de solo comunicarnos con Él. Según Mateo 12:30 es amarlo con el corazón,  con el alma y con las fuerzas.

En el siguiente link, puedes ampliar lo que esto significa. 











Escrito por María Teresa Blandón de Vergara

teometamorfosis@gmail.com




Comentarios

  1. Es cierto. En esos tiempos de quietud o aislamiento, nada como conectarse con el Creador.

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