CON TODO TU CORAZÓN

Tenemos dos formas de asumir una enfermedad. Acercándonos a Dios o renegando de Él. Yo en mi libre albedrío decido buscar a Dios tal y como Él mismo nos lo enseñó en Deuteronomio 6:4-9.

Y amaras al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Estas palabras que hoy te mando cumplir estarán en tu corazón, y se las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas cuando estés en tu casa, y cuando vayas por el camino, y cuando te acuestes y cuando te levantes. Las atarás en tu mano como una señal, y las pondrás entre tus ojos como frontales y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas. 

Éstos versículos me enseñan a buscar a Dios y a amarlo en cualquier circunstancia que me encuentre. Amarlo cuando todo va bien es muy fácil. Pero mi fe y mi amor por Dios se prueban cuando estoy viviendo una tormenta.

Hoy ante la enfermedad de mi yerno, quiero testificar del amor de Dios. En nuestras oraciones clamamos por sanidad y confesamos que todo irá bien. Pero ¿cómo nos responde Dios? No necesariamente la respuesta es la que esperamos o lo que queremos que suceda. Pero Dios no solo devuelve la salud al enfermo, también le da fuerzas para aceptar lo que esa sanidad implica y le da fuerzas a la familia para seguir adelante. Dios nos pone los medios a nuestro alcance para que podamos seguir adelante. Le amputaron su pierna izquierda y no niego que al escucharle a mi hija contarnos que le harían ese procedimiento, lloramos de tristeza porque ésta palabra asusta demasiado. Sin embargo fue una decisión que tuvo que tomar mi yerno, pues era la vida o la muerte. Dios ha puesto todos los medios posibles al alcance, para lograr una restauración sin muchos traumatismos. La medicina, los profesionales de la salud, las atenciones clínicas para su recuperación, el sistema de atención en seguridad social en el país donde residen. Pero nada de éstas atenciones hubieran podido recuperar la salud de mi yerno, si él no hubiera puesto toda su fe y su confianza en el SER mas maravilloso a quien podemos acudir. 

No hay dinero ni atenciones físicas que puedan comprar la paz interior que una persona pueda alcanzar en medio de una tormenta. Mi yerno, mi hija y todos nosotros como familia hemos decidido tener una relación personal e íntima con  el Dios que es solo AMOR, creador de los cielos y la tierra; con el Dios que nos formó desde el vientre de nuestra madre; con el Dios que nos tiene esculpidos en la palma de sus manos; con el Dios que tiene contados hasta los cabellos de nuestra cabeza. Con el Dios que envió a su hijo Jesucristo para darnos la vida eterna; con el Dios que nos envió al Espíritu Santo para que more en nosotros. En fin decidimos creerle al Dios que se revela en la Biblia. Él es el único que puede darnos la paz que no se compra con algo material.

Ya han transcurrido 4 meses desde que Dios permitió un cambio de rumbo en la vida de mis hijos. Hoy ellos están mas aferrados a Él, conscientes de que iban por un camino diferente al que Dios tiene para ellos y que deben plantearse un nuevo estilo de vida. El amor a Dios los ha unido más y ha fortalecido mucho su matrimonio. Ellos testifican que el estar tan aferrados a Dios, les ha permitido aceptar su nueva realidad y enfrentarla con valentía, con deseos de vivir y sobre todo para dar testimonio que aún en circunstancias tan difíciles, Dios que es fiel los protege y no los ha abandonado.

Mi oración cuando todo comenzó fue:

Señor en medio de mi tristeza, te agradezco que nos permitas ver más allá del hoy. Confío en que éste cambio radical que va a provocar la restauración de mi yerno viene acompañado de muchas bendiciones tanto para él como para el resto de la familia. Ésta será una oportunidad para hablar de ti al acostarnos, al levantarnos, en  familia, en la calle y a mis amistades.

Mi oración hoy es:

Gracias Señor por tu fidelidad. Gracias Señor porque tu poder se perfecciona en la debilidad del ser humano. Gracias Señor porque nos has dado fuerzas para seguir adelante. Gracias Señor porque nos has permitido ver la alegría, el amor y la paz que podemos apreciar en nuestros hijos. Gracias Señor porque la paz que nos das a todos como familia, no es la paz que el mundo da, sino la que tu nos das y que sobrepasa todo entendimiento. Oro en el nombre de Nuestro Señor Jesucristo.

teometamorfosis.blogspot.com





Comentarios

  1. Amen, Asi es cuando aceptamos tranquilos la voluntad de Dios, podemos experimentar la paz verdadera, la que sobrepasa todo entendimiento y que el mundo no da.

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