EL ANCLA

 


ANCLA Vs CUIDADOR:

 Objeto de hierro, generalmente en forma de arpón o de anzuelo con las puntas rematadas en ganchos, que va sujeto a una cadena o cabo y se echa desde una embarcación al fondo del mar, de un río o de un lago para asegurar la nave y evitar que esta derive.

Personalmente nunca me he visto enfrentada a vivir una experiencia en medio de una tormenta sobre el mar, pero puedo suponer el miedo que deben causar fuertes vientos, olas altas, y lluvia torrencial en medio de una noche oscura. Para evitar que la nave sosobre, su tripulación suelta el ancla con el propósito de mantenerla quieta y  que no sea arrastrada por la fuerza del agua hacia la tormenta. 

Una situación parecida le puede suceder a cualquier persona, que de un momento a otro se ve enfrentada a una crisis matrimonial, económica, una enfermedad de un miembro de la familia o personal. La mayoría de las personas nunca estamos preparadas para enfrentar éste tipo de situaciones,  y por tanto pueden ocasionar: rupturas matrimoniales, pérdidas de empleo, depresión y hasta suicidios.

Tratar de solucionar problemas tan graves con nuestras propias fuerzas es imposible. Acudimos a abogados, médicos, asesores, psicólogos, psiquiatras, que nos asesoren pero muchas veces nada de esto funciona. Es más, una enfermedad grave por ejemplo por muy buenos médicos que estén atendiendo al paciente, no siempre logran recuperarlo. 

El cuidador de ese paciente si es familiar cercano, se ve enfrentado a un cambio de vida total. Todas sus energías debe ponerlas al servicio del paciente que ama, pues tiene con él un compromiso moral de cuidarlo y ayudarlo a sentir menos dura su nueva realidad. 

Desafortunadamente es tanta la atención que el paciente requiere, que en la mayoría de los casos el CUIDADOR pasa desapercibido por todo su entorno familiar y social. Pero éste sí no es atendido con igual dedicación por parte de la familia y/o personas allegadas, puede comenzar a sufrir consecuencias que afectan de diferentes manera su vida integral,  así como producir cambios sustanciales en su cotidianidad, lo cual casi que indefectiblemente redundará también en el detrimento de su salud física y mental.

El problema radica En que el CUIDADOR casi siempre termina haciendo de enfermero, fisioterapeuta, cocinero, aseador, domicilio entre muchos otros roles. 

Llevar ésta carga tan pesada agota demasiado. Es necesario recibir apoyo  tanto profesional, como aprender a delegar funciones a quienes puedan realizarlas. 

Esas cargas no sólo son físicas. La moral y la espiritual pesan demasiado. Dejar de ver a nuestro familiar enfermo como nuestro compañero de vida, nuestro papá, o nuestro hermano es comenzar a vivir un duelo por una pérdida. Esto es una manera de aceptar la nueva realidad, soltar la carga moral. Pero que podemos decir de la carga espiritual? El ser humano es tripartito: espíritu, alma  y cuerpo. Estos dos últimos los hemos alimentado con alimento, vestido, techo, etc.  El alma según los psicólogos son los sentimientos y la voluntad. En el cuidado de nuestro familiar enfermo comprometemos nuestros sentimientos y nuestra voluntad en procura de su bienestar. Ahora la pregunta es cómo alimentamos el espíritu?

En la Biblia en 1 corintios 2:11-12 está escrito:

Nadie puede saber lo que piensa otra persona. Solo el espíritu de esa persona sabe lo que ella está pensando. De la misma manera, solo el Espíritu de Dios sabe lo que piensa Dios. Pero como Dios nos dio su Espíritu, nosotros podemos darnos cuenta de lo que Dios, en su bondad, ha hecho por nosotros.

Necesitamos tener una relación personal con Él,  para aprender a entregarle nuestras cargas. Alimentar nuestro espíritu con su Palabra, es permitir que su Espíritu nutra el nuestro.

El nos enseñó en Mateo 11:28-30

Vengan a mí todos ustedes que están  cansados de sus trabajos y cargas, y yo los haré descansar. Acepten el yugo que les pongo, y aprendan de mí, que soy paciente y de corazón humilde; así encontrarán descanso. Porque el yugo que les pongo y la carga que les doy a llevar son ligeros.» 

¿QUÉ HACER?

1. Venir al Señor. Le haz contado al Señor tu situación? Él la conoce y te conoce, pero desea que tu se la cuentes. 

2. Los que están cansados de los trabajos y las cargas. Tienes una carga pesada? Entregársela al Señor, porque Él sí te puede ayudar. 

3. Aceptar el yugo. Haz renegado de tu situación? No todo en la vida es color de rosa. Una veces estamos bien y otras mal. Si nos alegramos con las bendiciones recibidas, debemos aceptar un yugo permitido por Él.

4. Cuando El dice que es paciente, es porque sabe como nos sentimos. Muchas veces le echamos la culpa a Él por la situación en que estamos, pero no es así. Lo permite para que nosotros fijemos nuestra mirada en El.

5. El descanso viene de El.  Nos prometió estar siempre con nosotros. Nunca ha dicho que no pasaremos momentos difíciles. Si nos AFERRAMOS a Dios, tendremos paz para vivir la tormenta. 

Así como EL ANCLA le permite a una nave estar quieta en medio de una tormenta, si ponemos nuestra confianza en Dios, Él será nuestra ANCLA para estar seguros en medio de la tormenta de nuestra vida. 

Esta confianza nos da plena seguridad; es como el ancla de un barco, que lo mantiene firme y quieto en el mismo lugar. Y esta confianza nos la da Jesucristo, que traspasó la cortina del templo de Dios en el cielo, y entró al lugar más sagrado.

Hebreos 6:19

¿Cómo es tu relación con Dios?

¿Cómo has sentido su ayuda ante la dificultad que estás viviendo?

¡DIOS ES TU ANCLA, AFFÉRRATE A ELLA!

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